lunes, 28 de febrero de 2011

EL INVIERNO SE CALIENTA EN PRIVADO

Berlín es una ciudad de busquedas permanentes, unos dicen que provincial, pero que ciudad del mundo no es provincial? categorizar en la generalidad es fácil, quizá porque las cosmopolitaneiddad existe sólo en nuestras cabezas.
Yo disfruto la privacidad de la calentura, el disfute sexual y mido con mi termómetro sanguíneo el pulso enégico de Berlín. La sexualidad en ésta ciudad no es tabú en los dialogos cotidianos, prácticarlos mucho menos, sobre todo en un lugar en donde la religiosidad no tiene un buen lugar y su ausencia hace respirar a sus habitantes que se envuelven en la política nacional o los temas de actualidad, mezclados con la práctica normal de una sexualidad pluralista a la vista de todos.
En Berlín suelen organizarse fiestas sexuales que lejos de predicar el miedo a las enfermedades cerebrales, liberan las frustraciones pertinentes y hace del cuerpo humano una herramienta impresidible para sopar los vientos sibericos de a veces nos invaden .
Encontrarse con humanos al desnudo ,en cueros , sin pretenciones es el mejor exámen propio de apertura y dejarse conocer por completo. Ver que detrás del uso de trapos adornandos la fisiología humana se manifiesta entonces, sin caretas, sin disfraces, sin prejuicios, algo que tienen en escencia todas las culturas del mundo y que por la reglamentación de las religiones es prohíbido ,negado, negativo, asqueroso. Esa discrepancia entre vivir y querer vivir no la practico, creo que ser partícipe de los momentos de la vida, de sus hechos es parte del reloj personal de todos, pero el miedo es mayor a " querer ser" , más que una pantalla de televisión somos carne y hueso, comienzo y final hecho cenizas.


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