domingo, 2 de febrero de 2014

REMITENTE CONGELADO

Los vientos de Siberia revisan  los buzones de cada casilla berlinesa, sólo por una semana , congelados por el pivilegio de consevar los huesos mestizos entre la nieve o quizá al un  dar mal paso no se revitalizan las ganas por dejar las cobijas frías, el amor está ausente y sus pies evaluan otras temperaturas acarreadas por el trabajo, no por placer.
Berlín no descansa por cubrir sus tejados de nieve y mucho menos las noches se evaporan entre las estaciones de tranvías, metros o buses. Quizá para el visitante es un deseo , para el habitante es parte de su cultura ciudadana. Luego del trabajo , de las narices tupidas por el catarro , del encierro dominate , viene la diversión que cada local ofrece a cada quien, como pago adicional por su frustración matutina o vespertina de labor remunerado. Miro las rutas del delirio colectivo y las esquinas son bares andantes que se preparan para el gran fín de semana. Festivales de cine , moda, computación o derechos huamanos tambien tienen movimientos claves en ésta capital en donde los arriendos superan el sueldo mínimo de un empleado , pero en donde toda diversión sin costos también es posible, dependiendo como y con quien se pretende celebrar.
La Metrópolis de Friz Lanz no es fantasía , pero tampoco es un retrato actual, sin embargo todos nos movemos entre la culpa de vivir como queremos y la responsabiliad al formar parte de una cadena de producción en serie , no imprta que y cómo, es la respuesta , nos las respuestas. Somos cadaveres vivientes que por egoísmo colectivo amenazamos nuestras fantasías y torturamos las noches con planes irrealisables , pero por lo menos cambiamos las 24 horas y somos contradíctorios como todos podríamos ser.