Muchos alemanes aprovechan la caída de las hojas enfríadas por las bajas temperaturas y la llegada de una estación que como todas disfruto, como regalo de la naturaleza y alegría al desplazarme en bicicleta y ver que nuestro Parque del Muro de Berlín , empieza a cambiar sus vestimentas en cada árbol, en cada respiro de los pasantes , en el aíres que emite sonidos largos y fríos, mientras el sol asimila a las nubes que despiden colores a petición de la naturaleza que elocuente diversifica los cambios atmósfericos.
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