lunes, 10 de septiembre de 2012

JUEGOS DE AZAR

Cuando la neviosidad del corazón espesa los sentimientos, focos claros enfurecen unas ganas de beber la soledad.
Berlín está sitiada por los jugadores de azar en los lamados "casinos" (lugares en donde máquinas traganiques o de monedas automáticas descuentan al ilusorio jugador de su ultimo saldo personal). 
Aquí ganan (pocas veces) y pierden (la mayoría) , mientras una música agresiva pide apetitosamente cambiar más dinero y volver al círculo vicioso , dejándo de lado al mundo y sus complejos componentes de deudas externas en países europeos con alta corrupción cultural  y presidentes y ministros que aquí "no tienen el derecho de admisión" .
Las cámaras de afueran no penetran el silencio reínante en cada cerebro que absoven  las paredes, mientras un tránsito de pies es custodiado por una silla vieja y apestosa que coodina un hombre, cuando  los jugadores desperdician los metales y los rostros que  son la mejor expresión facial para detectar su ira  o su corta alegría  , para emprender el camino del anonimato mejor visto en cada movimiento, al compás de fuman o beben cada vez con más  intensidad,  profundizando sus motivos y viviendo alejados de su entono cultural, muchos de ellos lo catalogan como una centro de "atención al cliente en coma" en donde, no hablar es la   mejor concentración y las cámaras que lo obsevan todo, incluso a mí, deslizan entre cables su información , en una verdadero juego sin fin ... 

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