Nuestra amiga Joselyn, nos ivita a comer. Cuando ella invita, comemos casi siempre la misma receta sacada del mismo libro de recetas de cocina que su madre le regaló, una edicón bastante costosa, pero de indudable ayuda para una cocinera poco experimentada. A cambio debemos ir al baño a depocitar escrementos malogrados por las carne y picante exageradamente desproporcionados y bastante fuertes para la capicidad estómacal de cada uno de nosotros.
Pero Joselyn quiere ser amable, cordial con los amigos y de una manera acercarse al mundo de otros en palabra.Pero ella, pertenece a la mujer de gran ciudad ,como en quier parte del mundo,descomplicada,deseosa de ser madre antes de los cuarenta, sin ver el mundo afuera, sin saber que la historia empieza cada día y no es de ayer.Veo entonces, a travez de mi ventana oculta como los coches de bebés deambulan con otros en un orgullo pretencioso y bastante burgués en su contendo y forma, veo más madres insatisfechas y poco preparardas para el abismo de ser madre.Una especie de deber colectivo ,afianzado por la escazes de bebés en las contaminada urbes del planeta. Donde están las mujeres sin senos plásticos, con sonrisa de mujer y no de servicio al macho?Dónde quedan la generación de relevo para acabar con la injusticia que día a día encarna una mujer, recibiendo menos salario que sus compañeros masculinos?se ha detenido las mujer a volver a ser muñeca de vitrina sin voz.
Espero que Joselyn termine de traee sus platos que parecen una sorpresa consabida y seguramente poco deseada por sus amigos, entre los que me incluyo.En el comedor se plantan los ojos con expéctativas y descubren que ....hoy comemos lo de siempre, sólo variado por el color de los platos que indica la supremacia y el deleíte de comer en compañia de gente conocida satisfecha,repartidores de amor a doquier , sin medi., Entonces pienso...que desgraciado y poco comprensivo soy, ante la situación y me empeño en felicitar su invitación ....más no su comida.
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