la con Galapa, Baranoa,Usiacurí, Sabanalarga hasta llegar a Caratagena entre las Lomas pobladas por vacas lecheras que despedían un particular olor a escremento medicinal. A lo lejos se divizaban las torres de radio, medio comunicacional que impremnó mi vida de creativas situaciones imaginarias a través de voces solo identificables en mi fantasía.Los vendedores de chucherías y pasteles, guayabas, sueros de leche, queso y burifarras para los borrachos que van y vienen desde o a Caratagena.
Luruaco era entonces parada obligatoria, dando a su paísaje natural miles de estrellas que deambulan ante la mirada asombrosa del pasante.Si ibamos en el carro de Benedetti (vulgarmente llamado por mi tía Don Chema)el disfrute era un goze natural y privilegiado que siempre abría mis ojos a pesar de haber madrugado,era el respiro natural entre el Mar Caríbe y las lomas atlansisenses y la carretera llenas de bohíos que se divizan entre gallinas ponedoras criollas y codiciadas en le Mercado del Caño de la Ahuyama y los puercos hambrientos que se enrredan en sus cochinas patas cortas. El clima empieza a variar y el calor se acerca a mi rostro , recordandóme que Cartagena llega en mí .
La Popa se engalana y mi tí Esther empieza a arrugar su cara por el calor impregnante y su movimiento rápido nos hace desesperantemente seres impacientes.Crespo y su aereopuerto era una reja que dividía el barrio y que se dejaba ver La Chiva que iba a La Boquilla ,cargada con bultos de yuca y plátanos verdes, que harán delicias las bocas llenas de patacones pisaos ...
Volver a Barranquilla entre las luces que anuncian que la metrópolis , madre de la aviación colombiana y su privilegiado lugar en la historia portuaria ,dando la cara de carnaval en cualquier momento y tiempo entre olores de neón que abren el camino de vuelta hacia la calle Murillo que entre pitos y bulla revuelve el centro que empieza a recoger entre vendedores ambulantes la presencia de rateros que se apostan en las esquinas esperando cazar la presa más visiblemente suculenta...
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