Que nos eliminen porque el color de nuestra piel huele a canela , a mar inmenso a particulas del aire con 27 grados a la sombra,
que nos callen el discurso y nuestra lengua se transforme en carnada fácil de extremistas religiosos o políticos que no miden sus acciones.
Los nazis vomitan ante nuestro asombro y se van al Caríbe a restregar sus penes rojizos coloreando con nuestra piel sus sueños tabulizados por la locura discriminatoria que no tiene principio ni final.
Los nacionalistas del planeta son nazis disfrazados de líneas políticas en las que nos caben las diversidades y si las decisiones unánimes y proclamatorias del líder de turno.
Vivimos entre lo que dejamos por racismo y clasismo para comenzar una vida llena de arcoiris culturales, de amigos que provienen de otros continentes y nos entregan con sus costumbres, sus alimentos, sus vidas en sus festividades o en una simple invitación personal. Nos mezclamos con taiwaneses y mozabicanos, probamos un arroz vietnamita o dormimos con un afro-norteamericano que nos paladea sus lengua y nos canta en sueños , mucho más cerca que cuando estabamos en nuentro lugar de origen.
Hoy aquí, extendemos las manos que con mucho aprendizaje dia a día, almacenenando, pensado que la vida es una bella pluralidad en la cual muy pocos saben entender y aplican ofensivas miradas hacia quienes provienen de sus misma cultura.
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