lunes, 21 de octubre de 2013

CUANDO LAS MENTIRAS NOS ACOSA Y LAS EXPLICACIONES NOS DERRUMBAN

Mito manía es un privilegio que no tienen los animales y muchos menos las plantas, éstos seres vivientes no necesitan Internet para reafirmarse como los egocéntricos seres humanos que corremos a mentirnos en le espejo de las figuras que reproducimos, siendo creadores de nuestro propio veneno encadenado por la provincia global que somos.
los berlineses se cuecen entre divertidas formas de trabajar y beber entre pausas las cervezas que el cuerpo pide con sus respectivos frenos sociales demarcados por los horario 24 horas al día. A diferencia de los latinos que necesitamos explicaciones para toda pregunta sin significados y discutimos sin final nuestros baños epidérmicos de mentiras, casi siempre enmarcadas por religiosas formas que los verdaderos pensamientos individuales que arrastramos desde la colonización y el enorme CASTIGO y PERDÓN que no deja avanzarnos entre los ríos amplios del mundo viviente.
A los alemanes les acompaña el miedo por su pasado reciente y las bombas emotivas que envuelven hasta hoy sus consecuencias, pero despiertan sabiendo que todo error puede ser un aprendizaje para resolver sus preguntas, mediante respuestas reales, esas que el ser humano ve, respira, aprende, escucha y vuelve a golpearse, como todos los seres humanos, diferenciados culturalmente ante esas inquietudes elementales que nos rodea el cerebro, nos aprieta y el corazón y nos explota las decisiones. La raza humana suele entonces marcar fronteras , asombrarse ante las simplicidades y parecidos del otro ser cultural y vivir en un barrio que demarcamos nosotros.
Internet nos envuelve entre las cadenas  que nos aparta de las realidades de 24 horas y los cambios del rostros desde que nos levantamos de la cama hasta el momento que volvemos a ella con miles de acciones vividas ,pensadas o por realizar. Ninguna empresa cinematográfica prometa tanto futuro como las cadenas sociales en el  maravilloso mundo del pensamiento instantáneo, sin necesitar calendarios, fechas de cumpleaños  o llamadas impertinentes, todo se convierte en mentiras que suelen aceptarse como verdaderas teorías casi comprobadas por una cadena que hoy facilita las tecnologías domésticas.
Los deseos por vivir entre el frescor del viento otoñal, veraniega las amplias calles de Berlin con ojas secas y 19 grados que cada humano observa en silencio , ése tremendo y acallado movimiento de los pasantes sonrientes y altaneros que cerveza en mano nos ayuda a sentarse, a describirse y analizarse sin alcohol o un tabaco de marihuana que relaja aún más las tilas , acostumbradas a ése maravilloso olor que los europeos razonan, fuman con 17 años y odian al apropiarse el cuerpo de sumas de calendarios y cadenas de oros que los cuellos tenían destinados a imágenes  de aborígenes , pre-colombianas o watusis colores que Kunta Kinte conocía. Igualmente que los revolucionarios que orinaron en las esquinas de las universidades latinoamericanas y hoy implementan crisis  bajo "nuevas religiones , como dioses, como imágenes que lideran sus existencias en repetidas mentiras".
cada individuo carga su cultura o vive su número significativo para ser feliz sin retos lujosos , sin maletas envueltas en plásticos de seguridad, sin arrogancia por cargar una identificación superior ni una marca de represiones humanas y sin azules para niños y rosas para niñas, aceptando la tolerancia infinita y finita que respiramos en una ciudad que no se ve como ombligo del mundo sino como parte del jardín incendiado que poblamos como planeta , un día más, un instante más  sin mentiras.

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