En Berlín, sin embargo disfrutamos por ffín del sol esperado y que con amor enciende las venas y el cuerpo quiere moverse, dandole el ritmo necesario a la esperada temporada que avecina siete semanas de calor sin recreo para la lluvia, esperemos sea cierto , de momento el disfrute de sentarse en un lugar por donde pasaba una línea divisoria es hoy un paruqe que lleva la bandera de la libertad de hacer , mirar, escuchar, caminar y hasta defecar sin restrinciones algunas.
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