sábado, 5 de febrero de 2011

ELOCUENTE

Siento tu cuerpo en mí,
ojos,boca, sólo el silencio interrumpe lo sublime.
Como cuando los cordones nacen entre nubes,
gotas entre manos de agua deslizadas con suspiros.
No hay verbo para una sonrisa inmensa, una luz de principio y final.
la huerta de costillas desmembrana mi sudor, nacen retoños de invierno tardío, en tráficos andantes y silenciosos, como la espuma que baíla en la última ola incitada por una noche con presentimineto,
con sónidos de lluvia privada y embelezada por la gracia del infinito pasajero.

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