La juventud berlinesa tiene la tradicón de llevar en la mano una botella de cerveza que indica "libertad" del trabao, del estudio , de los padres, de las obligaciones y de los quereres.
La botella es el símbolo de pertencia a una ciudad con miles de caminos, diferentes arquitecturas y sobre todo, de gente que vá y viene, que trabajan en Par´s, pero hacen vida nocturna y de relajo en Berlín.
En ésta ciudad no existe "hora límite" para vender y compar alcohol. Para comer un plato típico vietnamés, thailandés, turco ,arabe, español, etiopeo, sudafricano, australiano o la típica salchicha berlinesa que deleita a cualquiera que sea carnivoro, pero tambíen los vegetales tienen su esquina, los japoneses con su suschi sus consumidores fijos y casi propagandisticos, a pesar de saber que el atún esta en riesgo ,cuando arriba un barco japonés nos convertimos en complices, pasando el consumo a un estado de letardo, que nos mantiene en la lista de consumo.
Las fiestas en la que el licor se mezcla con drogas baratas y costozas, tiene el final ,una resaca, a veces, hasta la perdida total del cerebro, casi como en la busquda de una muerte naturalmente provocada.
En Berlín los suicidios tienen la virtud de ser complejamente lentos y no en un momento, ni una noche, pareciera un proceso alargado por el tiempo y el lugar.
La eficacia y el funcionamiento del transporte en Berlín hace que la ciudad se alinie por una vía de celebraciones, encuentros, parrandas improvizadas en días de primavera y verano en los permisivos y relajantes parque, ausentes de ladrones y carterista y llenos de humo con olor a cannavis.
No me pregunto hasta cuándo durará ésta paz sin programa nocturno?me pregunto, si Berlín tiene el don de ser un fénix cada día, cada noche,en cada persona, es una atadura deseada, a veces ?
Cada uno tiene sus vivencias, sus colores y olores en sí, cada uno tiene un foco lleno de perspectivas, de lo que somos como humanosy detractores de éste medio que sin pedirnos nos dá .
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